Portalprivado.com – Acompañantes Lisboa - Una serpiente en el Alentejo

¡Ya hemos llegado!

Apagué el coche y abrí el maletero para empezar a descargar.

Aquella calurosa tarde del 27 de abril de 2015, el Fiat Punto plateado estaba al límite de su capacidad de carga.

Era la duodécima sesión de fotos de Barbie en PortalPrivado, una acompañante con un eterno aire de niña. La relación de Barbie con la cámara era tan natural, tan desenfadada, que me resultaba imposible no sonreír también cuando esbozaba su enorme sonrisa mientras hacía las poses más intensas de la sesión. Fue muy fácil y divertido fotografiar a Barbie, una acompañante de Lisboa que siempre ha tenido mucho éxito.

Llevaba varias semanas imaginando una sesión en el campo, al estilo Monte Alentejo pero en plena naturaleza. Mucha hierba y pinos con un amplio horizonte. La característica principal de la sesión sería el color del cielo. Quería una sesión después de la puesta de sol pero antes de que cayera la noche.

Durante muchos años de sesiones al atardecer para Portal Privado, siempre me ha fascinado el periodo de 30 o 40 minutos en el que el sol ha desaparecido por el horizonte pero sigue influyendo brutalmente en la luz y el color del cielo. Gato Fedorento hablaba de 7 minutos, y yo quería fotografiar ese famoso crepúsculo :)
Llamé a Barbie y aceptó inmediatamente mi propuesta.

No había ni un centímetro cúbico libre en el Punto, fiel compañero de cientos de sesiones al aire libre, historias y clichés de última hora de la tarde. Entre el equipo fotográfico -4 cabezales de flash porque también quería trabajar el paisaje además de fotografiar a la modelo, 2 generadores, trípodes, cables- me traje un montón de madera pintada de blanco (vallas rotas, palés viejos) para intentar que destacara sobre el marrón verdoso de las hierbas del paisaje.

Era impresionante ver este montón de material amontonado y tirado en la tierra junto al coche.

Habíamos salido pronto, debían de ser las seis y media de la tarde. Nunca he sido una persona organizada, pero ese día quería asegurarme de que nada saliera mal, ¡iba a conseguirlo!

Empecé a organizar la madera, quería una especie de escenario central de madera blanca en el que la modelo pudiera moverse a su antojo, de pie, tumbada o sentada. Afortunadamente, no fue difícil, la madera encajaba tal y como había imaginado.
Pasé a la distribución de la luz. Aunque sabía que la posición final y la potencia sólo podrían ajustarse en el momento de la toma, en el crepúsculo, decidí colocar los flashes y los generadores: dos flashes para la modelo y dos flashes para el fondo.

Mi obsesión por el telón de fondo se debía a que había elegido un emplazamiento con dos grandes pinos en lo alto de una colina (pasaba a menudo por esta carretera nacional de camino a Montargil y me divertía imaginando sesiones por el camino, afortunadamente realicé muchas). Iba a intentar iluminar estos pinos para que contrastaran con el cielo y dieran espectáculo, esperaba.
Coloqué los generadores (parecidos a baterías de coche) en posición, escondidos entre las hierbas para que luego fuera menos trabajo en Photoshop.

Bien, ¡todo listo!

Según mis cálculos, faltaba una hora para la puesta de sol. Nos sentamos a charlar.

Barbie hablaba mucho y siempre tenía las historias más cómicas que contar. O era la forma en que las contaba lo que las hacía tan graciosas. No lo sé. Pero a mí siempre me hacían gracia.

Hacía calor, un calor primaveral. Perfecto para que alguien estuviera en lencería... Y sin lencería, en medio del bosque.
Ya podía sentir la adrenalina. Adictiva.
El sol desapareció por el horizonte.

¡Vamos! ¡Ya es la hora! Dije sin dudar. ¡Tenemos 30 minutos hasta que oscurezca de verdad!

Acompañante al "escenario", vamos a probar las luces.

Fui al primer generador, el más cercano a la modelo, y lo encendí. Encendí los respectivos flashes.

Fui al segundo generador. Me agaché para encenderlo.

Se movió.

En medio de la hierba, con la luz del atardecer, ¡el generador se movió!

Salté hacia atrás, ¡era una serpiente! Enroscada encima del generador negro calentado por el sol había una serpiente.

A diferencia de mi hermano, nunca me he sentido muy cómodo con los reptiles... Me sobresalté.

Con una sonora carcajada, Barbie reaccionó con curiosidad. Quería verla. ¿Dónde está?

Nos quedamos mirándola unos minutos. Tranquila, de unos 50 centímetros, acurrucada... Disfrutando del calor del generador.

Bueno, tenemos que trabajar. Dije. Nos estamos quedando sin luz.

Agarré una rama y empecé a regañar a la inocente serpiente que dormía la siesta sobre nuestro generador. Con cuidado, pero al mismo tiempo molestándola lo suficiente para ver si se hartaba y se iba. Tenía que encender el generador y no podía con ella allí.

Al cabo de unos segundos se dio cuenta y se hartó. Se desenredó y salió bailando del generador hasta desaparecer por la colina.

Nos reímos del susto que me había dado.

Encendí las luces.

Hicimos la sesión.

Una sesión estupenda (así me sentí en aquel momento y así me sigo sintiendo hoy).

Muchas gracias a Barbie por su simpatía y, sobre todo, por su paciencia al aguantarme durante 14 sesiones de fotos.